LA CITA
Una llamada
Una cita
Una desconocida
Curiosa, llegue al café adonde las dos acudimos
¡sorpresa!
era alta
de mirada escamada
tuve que, para mirarla bien
remover de su frente un rizo canela
disfruté la sensación
textura afelpada
piel a piel
expectativa en la yema de mis dedos
le tome miles de fotos con la videocámara de mis ojos
a color
blanco y negro
sepia
hasta que malhumorada
me dijo ¡basta!
la rete con la mirada
sostuvo desafiante el intervalo...
no pude definirla
era por momentos tierna
y luego violenta
está bien, le dije, tú ganas
mis ojos tropezaron con sus pies
tenia los zapatos desgastados
trotadora de mundos, pensé
¿gustas un café, un refresco, agua?
si, gracias, un café
no, mejor, un refresco
su mirada seguía inestable
¿Por qué el miedo en tus ojos?
no te haré daño
cuéntame de ti, supliqué impaciente tomándole la mano,
sentí su tibieza
luego, un sudor helado
me dio pena ¡pobre mujer profanada!
le bese los labios
lima – limón y naranja
de pronto
la vi como era
me has engañado! le grite maldiciendo
la descubrí frente a mi
con las navajas de sus ojos y un rictus de imposible,
era yo misma
delante del espejo en el café de esa tarde cualquiera
¡hacía tanto que no platicaba a solas!